Desde el principio de los tiempos, el hombre ha aprovechado los poderes extraordinarios que ofrece la Tierra en forma de innumerables plantas y hierbas. Estos tesoros fueron creados por Dios para el servicio de todo hombre proveyendo alimento para su sustento y remedios para su curación. A través de un uso adecuado y equilibrado de estas plantas y hierbas, el médico podía producir medicinas, antídotos y cataplasmas que quitaban el dolor, curaban enfermedades y prolongaban la vida. Pero como tantos dones de Dios, incluso estos caerían en corrupción; y las mismas medicinas que el Señor ha creado para nuestro beneficio ahora se han convertido en herramientas del mal. Los practicantes de la brujería, las hechicerías y la magia chamánica usarían estas medicinas alteradas por la alquimia para aumentar las percepciones y romper las barreras de nuestra realidad, todo en un intento de comunicarse con seres de más allá del reino de los mortales. Algunos estaban tan adelantados en esta maldad que se crearon costumbres y prácticas religiosas enteras en torno a determinadas drogas. En los tiempos modernos, algunos eruditos incluso han llegado a sugerir que las drogas que alteran la mente han influido en todas las experiencias religiosas importantes que el mundo ha conocido, incluidas las de Moisés y los profetas bíblicos.

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